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Dificultades de aprendizaje

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Cuando los niños empiezan ir al colegio damos por hecho que han alcanzado una serie de habilidades y competencias que les permiten:

  • permanecer sentados, tranquilos y prestar atención durante determinados periodos de tiempo,
  • sujetar correctamente el lápiz (esto no es algo “personal”, no hay cien maneras distintas y óptimas de sujetar el lápiz. (Hacerlo de manera incorrecta puede producir tensiones musculares o incluso hasta desviaciones de la columna) y
  • hacer que sus ojos tengan el adecuado desarrollo madurativo para realizar los movimientos necesarios para seguir la línea de escritura.

Muchos niños estas habilidades las adquieren de forma natural, sin problemas, pero otros niños, sin ayuda sufren mucho para lograrlo.

Muchos problemas de aprendizaje tienen una base neurofuncional. Nos referimos a niños de entre cinco y siete años de edad que presentan dificultades importantes de lectoescritura o en la resolución de operaciones matemáticas sencillas. Muchos alumnos que fracasan en Secundaria podrían haber evitado esa situación si sus problemas y dificultades hubiesen sido detectados y tratados incluso antes de empezar la Primaria. Ir pasando de curso con un déficit funcional que va acumulando retrasos en el aprendizaje les supone, al alumno y a su familia, una gran carga emocional, desmotivación, cansancio y un gran esfuerzo diario que puede convertirse en una montaña infranqueable a medida que las exigencias académicas crecen.

Principales causas

Problemas de procesamiento auditivo

Cuando un niño parece no prestar atención a la maestra, que no comprende sus explicaciones, malinterpreta lo que se le dice, hay que repetirle las cosas varias veces, falla en los dictados, se distrae, tiene mala orientación temporo-espacial, no es hábil en el deporte o incluso tiene una mala postura corporal...

Oímos y captamos los sonidos del lenguaje años antes de aprender a leer y escribir, por eso insistimos en que la capacidad de escucha afecta al desarrollo del lenguaje hablado y escrito.

Las dificultades de escucha (no es lo mismo oír que escuchar) pueden ser un gran obstáculo dentro de un aula, que es uno de los lugares más ruidosos que existen. Si es ese el caso, resulta muy difícil recibir toda la información, procesarla adecuadamente y responder de forma adecuada.

La escritura es el proceso por el cual los sonidos son traducidos en sus formas gráficas. Si el sonido, que es la base del lenguaje, no se reconoce con claridad y se procesa con dificultad, eso puede ser un obstáculo para el desarrollo de la escritura.

Además, al influir la audición en la comunicación, un procesamiento de la información erróneo o incompleto, afectará al desarrollo social de la persona.

Problemas de lateralidad y de la función del cuerpo calloso

Son niños que hacen muchas inversiones al escribir, suman empezando por las decenas, no distinguen bien derecha e izquierda, confunden operaciones matemáticas contrarias como resta y suma, multiplicación y división, adoptan una postura distorsionada al escribir, cogen mal el lápiz, etc.

La lateralidad es una función que hace posible que nos orientemos en el espacio y en el tiempo y que va a permitir al niño entender las letras y los números. Es consecuencia de la distribución de funciones bien diferenciadas que se establecen entre los dos hemisferios cerebrales: el dominante que es el científico, donde estaría la función de lateralidad corporal y el subdominante o artístico que favorece el comportamiento social. La lateralidad hay que comenzar a definirla en el periodo preescolar para que al llegar a primaria el niño tenga unas referencias claras y bien organizadas para el aprendizaje. Sin una buena lateralidad, el niño no sabría diferenciar si el orden es "23" ó "32", o si se escribe "ES" o "SE".

Un niño diestro leería 1 – 2 – 3, pero para niño zurdo sería 3 – 2 – 1, como en un espejo; así nos explicamos las inversiones que realizan los zurdos que no se han adaptado al sentido direccional diestro. Si un niño no madura correctamente su organización lateral, se convierte en un candidato a tener problemas de aprendizaje. Muchos sistemas educativas no enseñan la lectoescritura hasta que los niños no están lateralizados pues, además del sufrimiento que puede producirles aparecen muchos casos de dislexia, discalculia, etc.

Bases Neurológicas

Para lograr tener la lateralidad definida necesitamos antes que las vías nerviosas de conexión contralateral sean funcionales y que se haya activado la función del cuerpo calloso. Para que un hemisferio pueda actuar de referente de una función, debe estar informado de lo que ocurre en la totalidad del sistema y, sobre todo, en el otro hemisferio y de ello se encarga el cuerpo calloso. Pero como tiene menos neuronas y vías de conexión que los dos hemisferios cerebrales, la actividad cerebral tiene que ser ordenada para que el cuerpo calloso no se bloquee.

Pensemos que la asociación de una imagen a una palabra nos ayuda en el aprendizaje y la memoria y que necesitamos recibir información de ambos hemisferios para formar una sola unidad cognitiva.

Problemas visuales

Los niños con problemas visuales pueden hacer inversiones al leer, dar saltos de línea o de palabra, inventarse u omitir palabras. Al escribir, se acercan mucho al papel y pueden adoptan posturas distorsionadas. Tienen mala caligrafía (que puede mejorar si escribe con los ojos cerrados).

El 75% de la información que el niño recibe en el colegio está relacionada con la visión, por ello es necesario que el sistema visual permita al niño recibir la información de forma nítida, cómoda y eficaz a cualquier distancia y durante largos periodos de tiempo. No es suficiente con tener unos ojos sanos con una excelente agudeza visual.

Cuando realiza tareas escolares, además de las habilidades visuales, el niño tiene que relacionar la información visual con el resto de los sentidos, el auditivo, el sistema gravitatorio, la postura y el movimiento, la coordinación y la integración bilateral, la lateralidad, etc. Para que el procesamiento de la información no sea erróneo.

Problemas de memoria

Cuando un niño no es capaz de memorizar al preparar una materia le pueden fallar las estrategias de aprendizaje adecuadas y la motivación para el estudio. Pero, en ocasiones, la causa es neurofuncional y el niño, por mucho que quiera, se enfrenta a una tarea que le viene demasiado grande. Es muy difícil recordar si no asociamos lo que queremos aprender con una emoción, un suceso o una imagen, conectando ambos hemisferios. Si la motricidad ocular es deficitaria será un mal lector que estará más preocupado por leer bien que por comprender el texto. Si el procesamiento auditivo no es bueno, el niño en clase o no entiende a la maestra o el ruido le distrae continuamente, por lo que no captará las explicaciones sobre la materia que deberá memorizar, etc.

Problemas de atención o concentración

El cansancio y la desmotivación generan falta de interés en las actividades que suponen un gran esfuerzo. Etiquetar de vago o de TDA (trastorno de déficit de atención) no soluciona el problema, hay que buscar las causas de esa actitud. No hay niños vagos sino desmotivados o con un déficit neurofuncional que se puede mejorar resolver o, también, un problema emocional que puede estar interfiriendo en el manejo de la información.

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